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“la mediación no es otra cosa que la igualdad consigo misma que se mueve a sí misma”

Cuando Hegel dice que “la mediación no es otra cosa que la igualdad consigo misma que se mueve a sí misma”, está describiendo un tipo de movimiento que es auto-generado, no impuesto desde fuera. Y esa capacidad de moverse a sí mismo es precisamente la del yo o la conciencia, que Hegel también llama “reflexión en sí misma” o “negatividad pura”.

Ahora, ¿por qué es esto un movimiento reflexivo que se niega a sí mismo y se pone como otra cosa para volver a sí?

Vamos paso a paso:

  1. El yo como negatividad:
    El yo, en la lógica de Hegel, no es una cosa fija. Es un proceso. Se define no por lo que es estáticamente, sino por su capacidad de negar lo que es, de ir más allá de sí.
  2. Reflexión y mediación:
    Cuando Hegel habla de reflexión en sí misma, habla de una dinámica en la que el yo no se queda encerrado en su punto de partida, sino que sale de sí mismo, se encuentra con algo distinto (un objeto, una experiencia, una contradicción), y se vuelve sobre eso para comprenderse a sí mismo de nuevo. Este movimiento es la mediación.
  3. Ponerse como otro:
    En ese proceso, el yo “se pone como otro”, es decir, acepta su diferencia, se enfrenta a lo que no es él (lo otro), pero no se pierde ahí, sino que vuelve a sí habiendo transformado lo que es. Este es el gesto básico de la dialéctica hegeliana.
  4. Ejemplo ilustrativo:
    Pensemos en el proceso de escribir sobre uno mismo en un diario íntimo. Al hacerlo, te “sacas afuera”, te ves como otro (el tú que escribe y el tú que es narrado), y luego te reconoces en eso otro. Ese proceso es una mediación: eres tú, pero pasado por una diferencia.

Entonces, cuando Hegel define la mediación como “negación”, como “reflexión en sí misma”, está señalando que el yo no es simplemente idéntico a sí mismo —como una cosa—, sino que su identidad se constituye a través del proceso de diferenciarse y superarse. Así el yo es actividad, no sustancia fija.

«la necesidad de representarse lo absoluto como sujeto se sirvió de enunciado tales como Dios es el eterno, o Dios es el orden moral del mundo, o Dios es el amor, etc., y en tales enunciados lo verdadero queda expuesto directamente como sujeto, pero no queda expuesto como el movimiento del reflectirse en sí mismo»

Fenomenología del Espíritu. Hegel. Pre-Textos.

📌 Idea principal:
Hegel critica que ciertas proposiciones como “Dios es el eterno” o “Dios es el amor” nombran a Dios como sujeto, pero no muestran el proceso por el cual ese sujeto llega a ser lo que es. En otras palabras, no muestran el movimiento interno del concepto.

🧐 Explicación breve:

  1. El problema del enunciado «Dios es…»:
    Hegel señala que cuando decimos frases como “Dios es el eterno”, empezamos con la palabra Dios como sujeto. Pero esa palabra, por sí sola, no dice nada concreto. Es un nombre vacío, una vox, un sonido sin contenido.
  2. El predicado da el contenido:
    Es recién cuando se dice “es el eterno”, “el amor”, “el orden moral”, que el enunciado adquiere algún contenido. Es el predicado el que llena de sentido a ese nombre vacío.
  3. La crítica al uso tradicional del lenguaje religioso y filosófico:
    Hegel sugiere que, en lugar de comenzar por la palabra “Dios”, podríamos simplemente hablar de lo eterno, el orden moral, el ser, como hacían los griegos. Porque en los enunciados citados, lo que importa no es el sujeto “Dios” sino el predicado. Entonces, ¿por qué empezar con “Dios” si es una palabra hueca hasta que el predicado le da contenido?
  4. El punto clave:
    Lo que falta en estos enunciados es mostrar cómo ese sujeto (Dios, lo absoluto) llega a ser lo que es. No se muestra el movimiento, el proceso del concepto, el auto-desarrollo del sujeto. Solo se dice: Dios es X, sin explicar cómo Dios deviene X, cómo se autoconstituye en ese proceso.

🔎 Ejemplo sencillo:

Imagina que alguien dice: “La democracia es justicia”. Esa frase nombra a la democracia, pero no explica cómo la democracia se realiza como justicia, ni cómo se forma históricamente esa relación. Es como decir una etiqueta sin contar la historia que la hace verdadera. Para Hegel, eso es insuficiente: lo verdadero no es un estado, sino un devenir.

🔗 Conexión filosófica:

Hegel está rompiendo aquí con dos grandes tradiciones:

  1. La teología tradicional, que empieza por el nombre “Dios” y luego le añade atributos, como si pudiera definirse a Dios estáticamente. Para Hegel, Dios —o el Absoluto— no es una cosa con propiedades, sino un proceso que se desarrolla dialécticamente.
  2. La filosofía de los conceptos fijos, como en el racionalismo (Descartes, Spinoza), donde las definiciones se dan al inicio como principios estáticos. En cambio, Hegel cree que la verdad solo se alcanza al final del proceso, cuando el sujeto ha atravesado la negatividad, el otro, la diferencia, y ha vuelto a sí.


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